Tus ojos eran así como los mios?
Te habrás cansado sin siquiera empezar?
O tal vez, ya sabías todo?
Y el tiempo te sobró...
No... Ya sé! Me allanaste el camino.
Es de noche. La luna sale majestuosa por entre los picos nevados de estas montañas.
Se escucha a lo lejos, los rumores de los ríos que se unen y se alejan.
De repente, la brisa fría nos envuelve la cara... Y ahí estamos nosotras, pequeñas ante tanta inmensidad, tanta maravilla, tanta paz.
Gracias. Es en lo único que puedo pensar.
Se alinearon los planetas y en un suspiro somos parte de todo y somos una nada.
Ya no somos vos. Y yo. Y nosotras. Somos parte de todo, una unión que no encuentra palabras que la signifiquen.
Gracias por este momento. Gracias por nosotras. Gracias por tanto camino recorrido. Gracias por tantos encuentros y tantas despedidas que nos trajeron hasta este lugar.
Hay momentos en la vida que quedan sellados a fuego en la memoria.
Momentos que designan destinos.
Instantes que marcan la diferencia vital y nos muestran blanco sobre negro, cual es la verdad.
Creo que este fue uno de ellos, un momento que nos inundó de certezas y esperanzas. Y nos mostró en todo su esplendor ese "algo más", que estuvimos buscando por tanto tiempo, por tantos días.
Que la aventura no termine, hasta que no termine la vida.
Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.
Julio Cortázar