Mi corazón es

...

Un laberinto frondoso,
inescrutable e infinito...

Llega a la encrucijada
y se abre en otros destinos.

Busca, elije, cae, avanza,
encuentra y sigue el camino...







Ella...





¿Quién como vos,
para deshilar con tus manos
las ausencias de mi alma?









Sus ojos no mienten, lo sé...


Los he visto esperanzados y sublimes, aguardando el futuro, lo que está por venir.


Su bondad y su inocencia se transmiten ligeras por el aire y llegan como bendiciones a mis playas lejanas y sedientas de fortaleza y de fe.


Yo, aquí las espero expectante, sorprendida, como niña pequeña... Y sigo adelante, cada segundo, de cada día, como ella me enseñó ...


Y sigo... Buscando destinos, tratando de esquivar marejadas y tirando botellas al mar plenas de mensajes piadosos, aprendidos de su boca...





TKM





Soledad

Está solo.
Sus manos ajadas
por el viento y la tristeza,
se apresuran buscando
un lugar para dormir.
No tiene a nadie.
No tiene hijos
ni mujer que lo extrañen.
La sombra en sus ojos
va ocultando las lágrimas
guardadas en noches
de frío y soledad.
Está perdido e inmóvil.
Sentado sobre un diario
viejo, con la mirada fija,
como si la muerte ya
lo hubiese alcanzado.
Un perro se le acerca,
le lame la cara, sus ojos
se abren y lo miran otra vez.
Y le salvan la vida...
Otra vez.
Y otra vez.
Y otra vez...

Corazones rotos




No se escuchó más,
que un imperceptible
sonido de cristal quebrado.
Más leve, incluso,
que el susurro
de los árboles.
Y así seguí,
caminando entre
desiertos de comodidad
y corazones rotos.
El pan sobre la mesa,
las migas en el suelo,
la cama revuelta
y una infinita sensación
de indiferencia.
Ahora pregunto:
Quién será
el que de el primer paso?
Yo no puedo.
Por hoy,
se terminaron las ganas,
quedaron ahogadas
en el silencio de tu voz.




El instante

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño

de espadas que los tártaros soñaron,

dónde los fuertes muros que allanaron,

dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?



El presente está solo. La memoria

erige el tiempo. Sucesión y engaño

es la rutina del reloj. El año

no es menos vano que la vana historia.



Entre el alba y la noche hay un abismo

de agonías, de luces, de cuidados;

el rostro que se mira en los gastados



espejos de la noche no es el mismo.

El hoy fugaz es tenue y es eterno;

otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.



Jorge Luis Borges

M a r í a

Tenderness
Gary Benfield
Quién dijo que las glicinas
te esconden bajo su manto?
Cómo me contarás los cuentos
que no me contaron?
Dónde se fue tu mirada
de ojos cansados?
Cuando volveré a verte
para decirte que te amo?