El precio a pagar

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No hay espejo que mejor refleje la

imagen del hombre que sus palabras.

Juan Luis Vives (1492-1540)

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A veces siento que las palabras que repetimos incansablemente a través del tiempo, son como atuendos que cada uno elige para encontrar un camino, un punto de partida.

Por eso es conveniente elegirlas cuidadosamente, por que son palabras que nos guían con el paso de los años y van construyendo poco a poco quienes somos.

Esas palabras nos protegen, conservan nuestra esencia. Nos distinguen de otras personas, nos acercan a otras vidas, a otras palabras y sin saberlo nos guarnecen de la soledad.

Hay palabras enormes, vigorosas, y otras pequeñas e insulsas. Palabritas grises y sin brillos.

Yo prefiero las palabras de colores, rojas, verdes o amarillas, lo mismo da, porque son palabras llenas de pasión, de sueños y de esperanzas.

Aunque debo admitir que las palabras que me gustan son tan luminosas y gigantes, que muchas veces me quedan grandes. No las se llevar…

El problema es que no encuentro otras palabras más chicas que las reemplacen. Las palabras pequeñas no surten el mismo efecto y no me queda otra que arriesgar.

Entonces tomo coraje, me las pruebo, me miro al espejo, intento vestirlas y usarlas (no por modas ni orgullos personales) sino con una íntima esperanza de que calcen bien sobre mis otras palabras, como hechas a medida y entonces… Zás!

Descubro la etiqueta que tienen en el orillo, una que explica la forma de pago y entonces muy a mi pesar, las palabras majestuosas quedan opacadas sobre mis hombros por un papelito con precio detrás.

Si me siento fuerte o valiente las sigo usando y si no, me las saco y vuelvo a empezar.

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Noventa palabras

Dios, la vida o ambos klimt25

(algún día sabré),  

son generosos conmigo.

Han puesto maravillas

a lo largo del camino.

Gente amada por la cual,

podría enfrentar las balas

o un incierto destino.

Ya no importan las promesas

de lealtades por escrito.

Ya no interesan recetas

de deberes, son un mito.

Ya no quiero aclaraciones,

ni manuales explicativos.

Lo que venga ya no importa.

Lo que sea da lo mismo.

Ya son muchas maravillas

que me espejan con su brillo.

Ya son tantas que cercaron

antiguos miedos y un abismo.

 

-SIN MIEDOS. TKM-